06 febrero 2006

Cuando el mar te espera

La experiencia de bucear lo mejor de Quintay, es una experiencia mañanera. Poco tiene que importarle, eso si, la temprana salida de Santiago (7AM), la desesperanzadora vista a lo largo de viaje (cubierto a morir), como la llegada a una caleta del todo invernal.
Dicen que se debe hacer temprano por las condiciones del mar en la zona. “Levanta mucho viento” a medida que pasa el día, pero lo cierto es que los operadores lo hacen así por razones obvias: es el mejor lugar para bucear en la zona, pero es el más profundo también. Si eres instructor y tienes que bucear a lo menos 4 veces más en el día, lo correcto es empezar por el más profundo.
El Fraile, como lo comenté alguna vez, es un peñón muy cerca de la costa, que emerge sobre el nivel del mar. Nos dirigimos a él con un mar envidiable, muy calmo, que auguraba también buena estabilidad subacuática.
Poseidón debe haber olido nuestra ansiedad y envió a algunas fantasmales pero elegantes medusas a recibirnos y acompañarnos durante el inicio de nuestro descenso, hasta que llegamos a un fondo bastante oscuro pero de una geografía imponente: Murallones verticales, abriendo paso a inusitados recorridos que nos dirigieron con pocos aletazos a lo que llaman la Portada. Se trata de una gran piedra con forma de pirámide invertida que se posa sobre otras dos dejando una pasada en contra del fondo de arena. La piedra mientras tanto se ha llenado de vida sobre sus paredes y al cruzar bajo de ella mirando hacia la superficie, me hizo sentir todo el peso de la eternidad en el estomago.
A la salida de ella nos esperaba un recorrido muy “Guarapalezco” (*), con profundos murallones llenos de grandes esponjas y vida mínima en cada recoveco de esas rocas. Gran cantidad de peces nos acompañaban y se reían de buena gana al vernos jugar con la corriente. Grato juego que disfrutamos mucho al pasar por un callejón en que lo único que debíamos esperar era que la fuerza del mar nos empujara hacia el otro extremo. Muy gracioso fue ver salir a mi partner Manatí en posición bastante poco ortodoxa producto del chiflón: aletas hacia delante como montada sobre un trineo... a su salida, gastamos bastante aire riéndonos de ello.
Me parece que nuestro disfrute era tal que para llevarnos un buen recuerdo de este encuentro tan esperado con el mar, miles de pequeños peces se formaron como un plateado telón ondulante alrededor de nosotros. Este numeroso cardumen se movía sin sentido hacia un lado y el otro formando caprichosas y destellantes formas que contrastaban contra la superficie a metros mas arriba. Todo un espectáculo.
Es verdad que si quiere disfrutar de este buceo, debe hacer un poco de sacrificio si viene de la capital, pero le aseguro que si ve lo que yo vi este fin de semana, no se arrepentirá de levantarse temprano...tendrá la sensación que tuve yo: que el Mar lo estaba esperando. <><

(*) Guarapalezco: referente o semejante al Guarapalo o Huarapalo, lugar de buceo en los Molles.




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Confirmo todo lo aquí escrito, soy manati y si la corriente me hizo una graciosa pero digna pasada, sin enredos ni aletasos, fue como pasar sentada en un trineo de agua.

Vale la pena,...¡hagan este buceo!...con una buena dupla y no saldrán defraudados.

Anónimo dijo...

sábado 18 de febrero...
mamá quién está ahí?(respecto a la foto del ocaso y la silueta)...
Yo quiero estar ahí con ella...
...linda foto pequeño pez...