
Por fin apareció el disidente del océano, la oveja negra de la familia, el que quiso echar patitas a la tierra, el que primero nos condenó a delirar con volver al mar. Encontraron el fósil de un pez que sería el “eslabón perdido” entre los animales acuáticos y su adaptación a la vida terrestre. Bien por ciencia, mal por los que deseamos la ingravidez del mar todo el tiempo.
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