01 julio 2005

¿Qué es el Anecdotario de PequeñoPez?


La idea de estos relatos no es contar lo maravilloso de nuestras aguas, sino lo maravilloso que uno puede encontrarlas bajo los efectos de una narcotizada mente. Así es, porque nuestro mar casi nunca es el reflejo de lo que reza nuestra canción nacional ( “ese mar que tranquilo te baña”), y quien las escribe, es una buzo cualquiera, de fin de semana como muchos y eventual expedicionaria de aguas más claras y tibias en ocasiones.
En estos cinco años de buceo, habiéndome infiltrado por deliciosos momentos en el mundo submarino, me he encontrado con distintos tipos de buzos que he categorizado de la siguiente manera: Los buzos técnicos: aquellos preocupados por los detalles que la tecnología puede ofrecerles para hacer más eficiente su inmersión. Los buzos intrépidos, para quienes la osadía de enfrentarse al mar pasa por alto varios de los principios de seguridad que a todos nos inculcan. Los buzos caribe que solo bucean fuera de Chile y cuando lo hacen en nuestras aguas reclaman del agua fría. Los buzos emprendedores a los cuales su pasión por el mar los lleva a convertir esto en un trabajo y finalmente los más escasos de reconocer: los buzos sentimentales. A esta ultima especie pertenezco. Nos gusta bucear –lo digo con propiedad- porque nos impresiona, porque es como un bálsamo, porque nos conecta, porque nos permite pasar un buen momento con los amigos, porque nos sentimos seres privilegiados de observar por algunos minutos tanta perfección. Los tecnicismos me abruman, la prudencia es mas que la osadía y prefiero que otros hagan el negocio.
Lo dije antes, los buzos sentimentales son los más difíciles de reconocer pero, curiosamente, son la mayoría. Creo notarlo en la cara de cada uno de los compañeros de bote con que he compartido: una sonrisa de satisfacción casi siempre los delata.
Adscrita ya a esta temporal locura, me he volcado a relatar algunos buceos para entretener a mis compañeros de aguas, para hacerlos reír, para "sacarles pica" a veces, y también para no olvidar. Porque si bien, un buzo razonablemente ordenado “datea” sus buceos en su bitácora, no siempre anota sus impresiones, y estos relatos tienen esa finalidad: describir las impresiones. La impresión antes, durante y después del buceo, en forma de ficha que califica según mi criterio –absolutamente subjetivo- a los lugares que visito. En fin, puro sentimentalismo.
No es casualidad entonces, que estas fichas nacieran del buceo más malo y torpe que he hecho en mi data de buzo, pero lo gracioso de recordar nuestro descenso en una verdadera taza de chocolate en Valdivia, me motivó a contar estas historias.
PequeñoPez <><

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