01 junio 2005

El Tiburon y la Rémora.

El tiburón es temido por sus subalternos: vorazy tranquilo. Los peces se alejaban de él a lavelocidad que les daban sus aletas. Los seres delmundo marino lo juzgaban de cruel y glotón.El tiburón devora peces sólo cuando tiene hambre.Nadie lo había observado antes hasta que undiminuto pez lo miró detenidamente en el momentoque saciaba su hambre. Se dio cuenta de queuna rémora adherida a su costado comía del tiburón,y pensó que éste se veía estúpido al creer queengullía a su víctima por entero; siendo que la hábily astuta rémora dejaba que el trabajo principal,dentro de la cadena del alimento, lo hiciera el tiburón,para ella entonces saciar también su hambre.La rémora sentía que todo lo merecía y disimulaba.Sabía que por ella misma no sobreviviríaen ese mundo marino: tenía miedo, era de naturalezacobarde. Con miedo para trabajar, perezosa yvanidosa se creía descendiente del tiburón: ilusa,ella era sólo un parásito más.Astuta siempre pegada al costado del tiburón;bien sabía que si llegaba a darse cuenta de su posi-ción, la devoraría. Se reía de él creyéndolo un bobosin impresionarle su tamaño ni su voracidad.Yo, que los observo con mis grandes ojos depequeño pez, he decidido colocarme frente al tiburón,para que al mirar mis ojos le devuelvan comoespejo lo que ocurre a su costado. Así sorprendió ala rémora comiendo tranquila de su cuerpo. El tiburóncomprendió mi astucia de pez pequeño y merespetó. Se quedó quieto pensando que la rémoralo saboreaba y sorpresivamente se tragó a la rémoray sació así su hambre. Antes de irse el tiburónme miró a los ojos y se marchó. Yo aleteé de felicidady el ciclo alimenticio continuó, volviendo todoa la normalidad.Más tarde yo fui devorado por un pez más grande:yo lo sabía. El pez que me integró a su cuerpoera realmente hermoso, despedía luz propia; y yoaumenté su intensidad, pez al fin.

Guadalupe Ceron (1999)